¡Salut! Mi nombre es Valeria, aunque mi madre me suele decir «Valerita», otros prefieren «Vale», «Valery», «Benifer», «Madamme Benit», «valebenifer» y alguna que otra, con mucho cariño, me llama «Valeriana». ¡¡Ya ves la de variantes que tiene mi nombre!! ¡¡Elige el que más te guste!!
Cuando era pequeña le dije a mis padres que quería estudiar una carrera que durase 2 semanas… Claramente, estudiar no era algo que me encantara. Pero acabé estudiando química en la Universidad de Málaga, y no, no fueron 2 semanas, fueron 5 años y 4 meses, muy sufridos e interminables, por cierto, pero me enseñaron lo que es la persistencia.
Sinceramente, la química no era lo que realmente me apasionaba, pero en 2017, en un viaje a Croacia y Bosnia-Herzegoniva con la familia, surgió la chispa y me topé con aquello con lo que tengo una enorme conexión, la fotografía. Llevo 5 años haciendo fotografías, soy autodidacta y experimental, leo todo lo que puedo, absorbo todo lo que Internet pone a nuestro alcance, que no es poco, y más tarde llevo a la práctica aquello que he aprendido.
Si miro hacia atrás, me doy cuenta que, inconscientemente, sin quererlo, en cada foto que tomaba a un diente de león, al patrón de ladrillos de un edificio, a una mota de polvo en una ventana, a una persona mayor sentada en un banco, a un artista dibujando en medio de una plaza, a la luz que se cuela por el hueco que dejan dos personas al besarse… me estaba acercando a lo que me he convertido hoy, fotógrafa de bodas.
Como te habrás dado cuenta, me flipan los detalles, sin ellos, el todo, sería menos todo.
Hay quien dice que soy muy exigente conmigo misma, y es cierto, pero también es cierto que eso es lo que hace que me supere cada día, que quiera avanzar y conseguir algo mejor.